Hombres caminando por las vías
del tren. Caminan sin vuelta atrás. Los helicópteros de la Policía surgen sobre
la colina; sopa caliente de una fogata bajo el puente.
La cola de desamparados ante el
refugio da la vuelta a la esquina. ¡Bienvenidos al nuevo orden mundial!
Familias durmiendo es sus coches. Sin hogar, sin trabajo, sin paz y sin
descanso.
La carretera rebosa de vida esta
noche. Nadie bromea sobre el lugar al que se dirigen.
Estoy sentando aquí, a la luz de
la fogata, buscando al fantasma de Tom Joad.
El predicador saca un misal de su
saco de dormir; enciende un cigarrillo y le da una calada. Espera el momento en
que el último sea el primero y el primero sea el último.
En una caja de cartón bajo el
paso inferior tienes un billete a la tierra prometida. Un agujero en la tripa y
una pistola en la mano. Durmiendo sobre una almohada de roca dura. Bañándote en
el acueducto de la ciudad.
La carretera rebosa de vida esta
noche, pero nadie bromea sobre el lugar a dónde se dirige. Estoy aquí, sentado
a la luz de la fogata, esperando al fantasma de Tom Joad.
Tom dijo: “Mamá, dondequiera que
llore un niño recién nacido y hambriento. Donde se luche contra la sangre y el
odio que hay en el aire búscame mamá; estaré allí dondequiera que haya alguien luchando por
tener un sitio donde establecerse o por un trabajo digno o una mano que la
ayude. Dondequiera que alguien esté luchando por ser libre, mírales a sus ojos,
me verás a mí.”.
‘El fantasma de Tom Joad’. Bruce Springsteen.
1995. Basado en ‘Las uvas de la ira’, de John Steinbeck.
Después de toda una semana
leyendo y escuchando las novedades
gastronómicas de Madrid Fusión, tenía el apetito más desarrollado –si cabe- que
otros fines de semana. Habían sido siete días entre vinos comparados con
perfumes, salchichón de potro, nachos de morcilla, queso de cabra ecológico o
sopas vivas.
En todo momento y cada espacio
informativo aparecía un afamado cocinero con un innovador maridaje que me
obligaba a visitar la despensa para estar seguro que el hambre que me
provocaban las noticias no corría peligro de ser saciada.
Así que ayer fue uno de los
sábados que antes llegue a la comida en casa de mis padres… a coger sitio, por
si acaso. Qué Aroa y Álvaro ya le están pillando el punto a la cocina de la
abuela. Lo demás fue un lejano recuerdo… ¿Madrid qué?. ¿Ferrán cómo?
Cardo con almendras:
- - Se pela el cardo y se cuece (en la olla 10-12
minutos; bien de agua). Se guarda el caldo resultante.
- - Se pelan unos ajitos y se fríen; tan sólo un
poco.
- - Los ajitos se mezclan con la almendra molida y
se tuestan juntos.
- - Por último, se junta el cardo, con los ajitos y
la almendra, se añade un poco del caldo resultante de la primera cocción y se
cuece durante todo junto durante 3-5 minutos.
Según he leído esta mañana,
los vampiros están de moda. Al parecer, a ‘True Blood’, ‘Crónicas Vampíricas’,
y ‘Crepúsculo’, en breve se unirá 'Underworld: Awakening', la cuarta entrega de
la saga vampírica protagonizada por Kate Beckinsale. Lo cierto es que
hace unos días empecé a sospechar que no era tan sólo una cosa de la tele y el
cine.
Bajo la influencia de las
recetas culinarias de mi madre y de la nueva afición de mi amiga María a la
cocina –se habla y sólo bien de sus paellas-, el lunes sufrí un poderoso ataque
de conciencia que trataba de picarme e incitarme a dedicar un poco más de
tiempo a los fogones.
Inició una conversación –la
conciencia digo-, sobre qué si tu antes te preocupabas más al preparar la
comida, qué si meses atrás no faltaba una ensalada para cortejar el primer y
segundo plato, qué desde cuándo no acompañaba las legumbres con un buen sofrito
y otras cosas que quedan entre mi conciencia y yo.
Le hice caso -a la conciencia.
Pero siempre pasa lo mismo; es decir cuándo has decidido decorar unas
estupendas lentejas con su correspondiente sofrito te sorprendes con la falta
ajo. Has tomado una decisión y hay que ser consecuente, así que bajas al súper.
Todo antes de que la conciencia comience otra vez a taladrarme la oreja. Y ahí
da inicio la historia; bueno, exactamente en la fila de supermercado, al ir a
pagar.
Mientras el señor que se
encuentra justo delante de mí abona su cuenta y recoge sus bolsas, yo deposito
la ristra de ajos sobre la cinta transportadora de la caja y escucho: “Ajos, no
los soporto, soy alérgico”.
La cajera –simpática como un
político en campaña- secunda el apunte reactivo del caballero: “Ya lo dijo
Victoria Beckham, España huele a ajo” y a mí –aún no se cómo sucedió- se me
escapa: “¡le pasa como a los vampiros!”.
Yo, la
verdad, respondía a la cajera con la que había entablado cierta complicidad a
fuerza de realizar la compra todas las semanas y, en concreto, al apunte spice. Pero al caballero no le hizo
gracia alguna; creo que ninguno de los dos comentarios, pero por su mirada
quedó claro que si tenía que elegir entre salvar de una muerte segura a la
cajera o a mí, yo ya podía ir pensando en knock
knock in the heaven door.
No era la primera vez que
precipitaba un comentario. Fue en clase de Griego, en Segundo de BUP, y el
profesor era conocido como ‘Zorba el griego’. Casi nada. El caso es que en Latín
había surgido una palabra griega. Eliseo, el profe de Latín, nos sugirió que se
la preguntásemos al responsable de la materia y así hicimos. Pero ‘Zorba’
dudaba en la respuesta y no se me ocurrió otra cosa que comentar voz en alto:
‘¡No se lo sabe! ¡No se lo sabe!’.
Los más antiguos del instituto
aún se preguntan por qué no me expulsó de clase. Existen dos teorías. En realidad, el tío tenía buen fondo y sentido del humor –así lo demostró con las
notas finales- o el temor a qué fuera del aula yo explicara que me había
expulsado por no saberse una respuesta. Es igual.
De regreso a la cola del
súper, el hombre/vampiro recogió sus bolsas y salió por la puerta echándonos
una última mirada de condena (espero que sólo por nuestros desafortunados
comentarios). No hacía calor, pero el sol estaba allí y ya se sabe la nefasta relación
entre la luz natural y este tipo de seres. No puedo asegurar a ciencia cierta
si se volatilizó o no nada más poner un pie en la calle, ya que medio colegio
de las Adoratrices se interpuso entre la puerta y él. Desapareció de mi vista.
“Que poco sentido del humor
–dijo la cajera- no lo había visto en mi vida. ¿Quieres bolsita?”.
PD: Si por lo menos hubiera
dicho “voy a darte la ocasión de elegir que yo no tuve”; la última frase de
‘Entrevista con el Vampiro’, mientras sonaba ‘Simpathy for the devil’ (versión
Guns and Roses)...
PD: Si por una casualidad, el
citado caballero lee estas líneas… espero que les encuentre el sentido de anécdota
graciosa… que tienen.
Como todos los sábados -y ayer lo fue- hubo fiesta gastronómica en
casa de mis padres. Ayer se lo perdió la mitad de la familia… peor para ellos. Se
perdieron un primer plato que sólo de recordarlo casi me abalanzo a por el teléfono
y les digo a mis padre que me esperen, que voy también a cenar.
Alcachofas con foie y huevo
frito.
1.- Limpiar las alcachofas.
2.- Las alcachofas se frotan con limón para que no se
pongan negras.
3.- Las alcachofas se cortan en rodajas.
4.- En una sartén se fríen dos dientes de ajo; se fríen y
se retiran.
5.- Las alcachofas se untan ligeramente en harina y se
fríen. La sartén en la que se han frito los dientes de ajo con bien de aceite.
(sal al gusto).
6.- Una vez fritas, sobre las alcachofas se coloca el
foie y el huevo frito.
Yo fui consciente de que éramos
un país europeo en la universidad. No porque mi formación tomara caminos
cosmopolitas –pase los días en Bilbao entre riojanos, aragoneses, asturianos,
canarios y guipuchis-, sino porque por aquellos días andaban de mal rollo los
países miembros con la política agraria comunitaria (PAC). Las discrepancias
europeas me sirvieron para hacer un trabajo sobre cómo afectaba al viñedo
-llevando el tema a casa- y librarme así de asistir a las clases sobre algún
tema de economía vasca que soy incapaz de recordar. Entonces la UE fue útil.
El pasado 15 de enero, en el
suplemento Negocios de El País, la Unión Europea volvió a aparecerse. Fue en la
página 14 y consiguió que me detuviera en un encarte que habitualmente me dura
tres minutos.
‘Granjas de cinco estrellas’,
decía el titular. La UE exigirá alojamiento de cinco estrellas para gallinas y,
probablemente, cerdos (especifica que habla de animales). No pude evitar
recordar que páginas atrás –las de color blanco- aseguraban que en el Cuerno de
África han muerto de hambre cientos de miles de personas. La ONU habla de
crisis alimenticia ¿Por qué no lo dicen alto y claro? 13 millones de personas
no tienen nada, nada, que comer ¿crisis alimenticia?
Ayer, Standard and Poor’s dijo
que la famosa prima que siempre ha estado ahí pero que no conocimos hasta el
año pasado –eso es desapego familiar- es ‘BB’, vamos bono basura. Al mismo
tiempo, en Italia se adelantaron al ‘BB’ y la Fiscalía ha entrado a registrar
la sede de la agencia de calificación. Es lo que tiene que tu principal banco
se La Mafia (datos oficiales; aunque… banco, mafia ¿sólo Italia?).
Por si faltaba algo, juzgan a un
juez por pillar con las manos en la pasta a un detenido por corrupción y a su
abogado. Pero hace tan sólo unas semanas indultan a un banquero que había hecho
cosas de banqueros y se lo niegan al preso más antiguo de España, el indulto y
el permiso por Navidad.
Es cierto que las cárceles ya no
son como antes; siquiera se llaman así. Ahora son centros penitenciarios, pero
no son 5 estrellas.
Pero la UE –los que mandan en
Europa aún está por hacer algo para sacarnos de la crisis- están preocupados
por el ‘bienestar animal’. Así que exigirán más espacio para los animales,
mejoras en los materiales del suelo, disponibilidad de bandeja de arena como baño
y ¡ojo! Las gallinas dispondrán de un espacio reservado –con cortinilla- para
la puesta del huevo en la intimidad, lejos de la mirada del grupo.
… pues lo dicho, que no hacía
falta alguna. Hasta ayer éramos muy felices y nos las prometíamos más aún. Pero
alguien decidió colocar al Barsa de nuevo en nuestro camino y ya estamos, de
nuevo, con la depre.
Y lo peor no es el resultado. No.
Se puede perder con el Barsa. Lo peor es la imagen. Imagen de la que ya nos
íbamos haciendo una idea desde que en los informativos de las 21 horas
contactaban con el Bernabéu y detallaban las alineaciones.
Tengo claro que cuándo dos
equipos o deportistas tienen un alto nivel de talento, es el esfuerzo el que
determina la victoria. Lo curioso es que el entrenador del Madrid dispone de
muchos jugadores de enorme talento pero prefiere emplearlos como percherones.
¿Por qué?, que diría el portugués. Pues él sabrá, que para eso tiene tantos
títulos y no se juega nada. Es decir, Mourinho –paso de
llamarle ‘Mou’, Moe sólo hay uno y sale en los Simpson- trata de igualar el
esfuerzo y se olvida del talento. Así que, los madridistas al escuchar la
alineación ya teníamos claro que volvíamos a ser el Inter de Milán… y no mola.
Hoy hasta los aficionados del
Atlético de Madrid y Osasuna trataban de animarte por la calle –lo mal que nos verán-, qué si no pasa nada,
qué quedan 90 minutos (¿Eso es bueno?), que en la Liga llevamos 5 puntos de
ventaja. Es igual, los ánimos no sirven de nada. Ayer hubo demasiado barro para
nada.
Y podemos estar contentos que el
prozac del Bernabéu no hizo efecto y Messi sigue triste y apagado, a veces
parecía llevar la albiceleste en vez de la blaugrana.
Quizá Mourinho debiera observar
al equipo amigo de la sección de baloncesto. Pueden ganar o perder –ganan casi
siempre-, pero los chicos de Laso juegan a un ritmo frenético y siempre al
ataque. Resultado, en casi todos los partidos llegan a 90 puntos o más. Es
decir baloncesto del bueno, del de antes de las tácticas cerradas que a punto
estuvieron de acabar con Ricky.
PD: Pepe no tiene sitio en el Madrid. Una vez se te va la olla; a la cuarta constatas que serás un profesional y haces lo que te manda el jefe, pero no sabes lo que es ser un deportista.
PD2: Es muy fácil estar feliz en
la Liga escocesa que se disputa en España, donde el tercero finaliza siempre a
15 o 20 puntos del segundo.
PD3: Hay un entrenador en paro.
Centraba como nadie desde el banda derecha. Pues eso.
Todo marchaba bien. Los planes
estaban cumpliéndose. No teníamos demasiados sobresaltos y los pocos malos
ratos ya los habíamos olvidado e incluso compensado. Y ahora, alguien ha
decidido ponernos otra vez en el alambre; en la cuerda floja de la autoestima.
Alguien tiene que parar la
competición. No es justa; por lo menos psicológicamente no es razonable ni
equitativa. Es cruel. No sé quién es el tipo que prepara el calendario de las
competiciones futbolísticas en este país pero algo está muy claro: es antimadridista. Un antimadridista de escuela, un estratega perfecto, malvado y
diabólico. Un perfecto whicked de
película de terror, me extrañaría que al repasar el podio de ganadores no esté
entre los galardonados en los Globos de Oro.
No existe otra explicación.
Después de tres años en los que hasta el Marca se edita en blaugrana
renunciando al resto de los colores, habíamos logrado tomar una ventaja de
cinco puntos en la Liga. Parece poco, pero es mucho. Hasta habíamos conseguido
que la crítica hablara de dos estilos diferentes pero vistosos. Había vida más
allá del tiki taka. Podíamos presumir
de ser los máximos goleadores de la Historia. Todo marchaba bien; incluso
habíamos superado una derrota más contra los de Pep hace unos meses. El viento
soplaba a favor.
Y cuando nos las prometíamos
felices… va y nos toca otra vez jugar contra el Barsa. Pero si hasta Messi
parecía triste y deprimido el domingo pasado, como si jugara con Argentina. Ya me imagino a ‘La Pulga’ feliz
como unas castañuelas; para el chaval ir al Bernabeu es como un chute de Prozaz
contra la depresión. Messi se ríe de los psicólogos argentinos teniendo el
Bernabeu como terapia.
No es justo. Todos éramos
felices. Los madridistas con nuestros cinco puntos de ventaja y los del Barsa
seguros de poder remontar la diferencia. ¡Que falta hacía!
Algo he aprendido, el señor que
confecciona el calendario es un mal tipo; disfruta siendo cruel. ¿A qué no coloca al Barsa a jugar
otra vez contra su bestia negra, contra el Getafe?
PD: Aun así ahí va la porra para
la eliminatoria. 1-1/2-2 (pasa el Madrid). Aun así reitero que no hacía falta
alguna. Todos estábamos contentos.
Entre semana me alimento y los
sábados como, y disfruto comiendo. Es decir, para el que no lo haya pillado, de
lunes a viernes cocino yo en mi casa y los sábados prepara la comida mi madre.
La diferencia es como comparar a Messi con Ballesteros –aunque a principio de
temporda hubo quien no se sonrojó al igualarlo. Yo tan sólo mantengo el tipo
con las patatas con chorizo.
Mi madre se tutea –por lo menos
así se refiere a ellos- con los más afamados cocineros, Sergio, José Andrés,
Martín o Ferrán, pero su máxima inspiración es Carlos Arguiñano. Quizá por eso,
por su calidad de ‘maestro’ inspirador, es el único al que hace referencia por
su apellido. También, dice, porque es el que más se centra en explicar lo que
está preparando.
Llevo años intentado convencerla
para que monte un restaurante. Si yo disfruto con lo que cocina cada sábado, la
clientela puede flipar. No hay manera.
Así, que he decido copiar la moda
de los blogs culinarios y sembrar de envidia la red con los platos que degustó
cada fin de semana.
En invierno, por ejemplo, siempre
hay una crema para empezar. La de ayer estaba espectacular.
Crema de verduras:
1.- Se cuece calabacín, zanahoria,
una patata y cebolla (6 minutos en la olla; sal al gusto).
2.- Un vez cocidas las verduras, se deja que rebaje la temperatura y se baten mezcladas con nata, yema de huevos
y quesitos.
Pues nada, que hace unos días
recogí de mi buzón un elegante sobre remitido por mi compañía ‘amiga’ de telefonía, a la que pago nada menos que por el móvil, la conexión de internet y las
llamadas desde el ‘fijo’. Un sobre negro y naranja realmente atractivo; de esos
que casi dices si a todo lo que ofrezca antes de abrirlo.
Que nadie se eche las manos a la
cabeza y empiece a gritar “¡inconsciente!”. Abrí el sobre. Y también leí
detenidamente la sucesión de ofertas y beneficios a los que era acreedor por
ser cliente de dicha compañía. Hace tiempo aprendí que no se coge nada que te
de un extraño a la puerta del colegio ni se dice si a una compañía de telefonía
sin haber leído al menos cien veces la propuesta.
La página que detallaba el
abanico de inmejorables ventajas era aún más seductor que el envoltorio que
había recogido del buzón; increíble pero cierto, estuve a punto de emplear unas
gafas 3D que tenía por casa del último cine con sobrinos creyendo que aquello
que leía estaba impreso en múltiples dimensiones.
Mis ojos rápidamente se clavaron
en unos teléfonos denominados smartfhone. El mío –el que uso ahora- funciona
bien; pero aquella publicidad tan hechizante me estaba hablando. “Ve a tu
tienda más cercana y canjea tus casi 2.000 puntos (más o menos) por uno de
estos modelos de smartfhone”. Cuando la publicidad finalizó empecé yo a hablar
conmigo mismo. “Es cierto –me dije- voy a ser un tío moderno y hacer mis
llamadas y enviar mis mensajes acariciando la pantalla en vez de aporrear el
teclado”. Iluso.
-No puedes juntar los puntos del móvil, del fijo y
de internet, me dijo la chica de la tienda
-Ya, pero en la publi me los han sumado.
-Bueno pero no es así; ... existe una opción,
pero entonces pierdes el descuento que te hacemos desde que trajiste el número
a esta compañía.
-¿Pero por qué?
-Es así … Además, los terminales por los que
preguntas no entran en tu contrato.
-¿Y entonces por qué me mandan está publicidad?
-¿¿??? (imaginar dependienta encongiéndose de
hombros).
Entonces salió
el ‘yo vengativo y orgulloso’ que llevo dentro y dije:
-Bueno, pues adiós… cuando cumpla la permanencia
que tengo contratada cambiaré de compañía; en ese momento estaba convencido de
que había dado en la línea de flotación de la compañía negri/naranja. Iluso.
Sin siquiera
mirarme, la chica balbuceó:
-Como quieras. Todas las compañías son iguales…
Con lo bonito que
era el sobre. Casi digo que si sin abrirlo.
Robar está feo, pero nadie negará
que Robin Hood es un tío que cae
simpático. Así que igual robar está feo… depende... Igual, la cuestión es que
hasta para robar hay que tener clase y valores. Igual hay categorías de feo.
Por ejemplo, la agencia Moodys no
se cansa de exigir a todos los gobiernos del mundo que aprieten más a sus
ciudadanos y si pueden que los ahoguen definitivamente. La película ‘In time’
habla un poco de eso; de una casta de privilegiados que tiene capacidad de
presionar hasta estrangular a los menos favorecidos. La historia transcurre
en un futuro cercano en el que el dinero ya no existe y la nueva moneda es el
tiempo. Así que la gente muere cuando se le agota el último segundo, y hay
muchas personas que no disponen siquiera de un día en su cuenta corriente. “Un
día es mucho tiempo’, dice el prota.
Al ver ‘In time’ fue inevitable
acordarme de las agencias de calificación y de otras entidades similares.
Hablando de ladrones. Hace unos
días sustrajeron dos cuadros de la Galería Nacional de Atenas. Un picasso y un modrian; ‘Cabeza de Mujer’ y ‘Molino’, concretamente. Nunca diré
que este robo esté bien, pero no cabe duda que conlleva unos condicionantes
diferentes –sin víctimas, preparación meticulosa de los detalles y sobre todo el
botín refleja cierto gusto por la estética- al asalto solicitado por ‘Moodys’ y
compañía. También es posible que esté demasiado influenciado por el cine y lo majetes que parecen los ladrones de arte
en las películas… Cary Grant, Pierce Brosnan, etc…Lo que ya sería de coña es que fuesen los mismo ladrones que devolvieron el 'magritte' la semana pasada. Pues eso, que hay que tener clase hasta para robar y no esconderse tras inventos de ingeniería financiera.
Igual, la misma influencia
cinematográfica –‘Italian Job’, ‘La cuadrilla de los once’, o ‘Dos hombres y un
destino’- me afecta cuando el robo se
produce en un banco. Repito; no digo que esté bien, pero nadie negará que da menos
pena el atraco a un banco que el desahucio de una familia a la que el constante
incremento del coste de la vida no le permite realizar los pagos de su hipoteca.
Además, siempre está el refrán….
La primera semana del año ha dejado algunas cosillas. Primero, que las tradiciones del día 6 de enero estuvieron a punto de
no poder celebrarse y que los Reyes Magos son ciertamente magos. El
rey Melchor falleció durante una cabalgata en un pueblo de Sevilla, pero aun
así no olvidó su compromiso y recorrió todo el país repartiendo los regalos que
cada uno habíamos pedido. Alguien que dedica su tiempo a repartir ilusión
merece cuando menos un aplauso.
Sin duda, uno de los mejores regalos lo ha recibido el Museo Magritte de Bruselas. Unos ladrones han devuelto el cuadro 'L'Olimpia' que habían robado dos años antes. La obra estaba Valorada en 3,5 millones de euros. No fue un ataque de 'que buenos somos en Navidad', al parecer no fueron capaces de colocárselo a ningún coleccionista. ¡Que falta de contactos!
En estos últimos siete días,
Rubalcaba y Chacón también tratan de crear ilusión al estilo de los magos de Oriente... aunque en este caso tras haber recibido carbón por
anticipado, y en un ambiente en que ahora nadie quiere saber nada de reyes, palacios y esas cosas.
Siguiendo con el tema monárquico,
sólo el Atlético de Madrid podía quedarse sin Reyes (José Antonio) el día 5 de
enero.
Y ya que estamos, enlazando con los asuntos
futbolísticos, pues que los responsables de marketing de ‘Frenadol’ están
perdiendo una ocasión única si no fichan para sus campañas de publicidad a Leo
Messi. ¡Que forma de recuperarse de una gripe! Por la mañana con trancazo, por
la tarde dos golitos más para su cuenta. “Solo me dolía la panza”, dijo.
Palabras textuales.
Y esto enlaza con la columna de
los domingos en El País de John Carling. Pues nada que el tío lleva toda la
razón. En el partido de la gripe el Barsa le metió cuatro a Osasuna; ayer el Madrid
cinco al Granada. No se trata de excepciones, es la norma. ¿Cuántos partidos
han ganado el Madrid y el Barsa está temporada y las dos anteriores metiendo en
cada partido cuatro o más goles? Pues tristemente, la mayoría de sus partidos.
Como dice Carling, puedes ver muchas veces ‘Casablanca’ y admirar lo buena
película que es, pero ya sabes el final y ni te emociona ni te sorprende. El
siguiente paso es el desinterés y el aburrimiento.
… y de ‘Animal’ y de los
intrépidos reporteros Joe Rossi y Billie Newman. No soy capaz de evocar un
episodio concreto de ‘Lou Grant’, aquella serie de finales de los años 70 que
narraba la vida de la sección de local del periódico ‘Los Ángeles Tribune’. Yo
era un crío; pero ayer, cuando la mencionaron como parte de un estudio,
inconscientemente me llegaron buenos recuerdos.
El informe venía a decir que al
parecer, durante la emisión en España de ‘Lou Grant’ la matriculación en las
Universidades de Periodismo se incrementó de forma exponencial. Así, que mi
vocación, tal vez –sólo tal vez- sea responsabilidad de Lou, Rossie y Newman y,
por supuesto de ‘Animal’, el fotógrafo. Supongo que igual que yo, todos
queríamos ser como ellos. Después, para rematar el irremediable deseo de ser
periodista, veías ‘Todos los hombres del presidente’ -Woodward y Bernstein (Redford y Hoffman), investigando el caso Watergate- ya no te libraba nadie.
Ya estabas matriculado en Ciencias de la Información…
Periodismo, vamos.
La realidad es un poco diferente,
por lo menos en los últimos años. La profesión creo que ha perdido algo de
romanticismo –sobre todo por arriba-, y unas gotas de idealismo son
indispensables en el cóctel del periodismo. Cada día se habla de la mala
situación económica de un periódico –ayer Público, anteayer cerró ADN, son sólo dos ejemplos- o de
cómo una cadena de televisión engulle a otra más pequeña. Se habla poco de los
periodistas; de los muchos a los que aún les gusta este oficio y que aunque les
parezca noño reconocerlo se
matricularon –quizá sin saberlo- poseídos por el espíritu de Lou Grant.
PD: Ni de coña me acordaba de los
nombres de los personajes de ‘Lou Grant’; pero para eso está Google.