domingo, 20 de mayo de 2012

House tenía razón. "Todo el mundo miente"



El doctor Gregory House tiene razón; no se fía de nadie y hace bien. El médico del hospital Princeton Plainsboro no alberga duda alguna cuando un paciente llega hasta sus manos aquejado de alguna extraña y exótica dolencia; sabe que algo esconde, ya seab causas o síntomas. “Todo el mundo miente –dice-, tan sólo hay que descubrir sobre qué o por qué”.

La lectura de la prensa en las últimas semanas ha provocado que me acordara constantemente del irónico y brillante doctor. Lo recuerdo –no sé si continúan echando la serie en la tele- caminando apoyado en su bastón –casi corriendo- por los pasillos del hospital de New Jersey. Veo a House disculpándose –a su manera- por su carácter con algún familiar de uno de sus casos: “¿Preferiría un médico que le coja la mano mientras se muere o uno que le ignore mientras mejora?; o poniendo en duda algunas poses sociales: “Si hablas con Dios eres religioso; si Dios habla contigo eres psicótico”; mientras trata de averiguar cuál es la mentira que oculta el caso al que se enfrenta. Sherlock Holmes de bata verde y cortisona.

Enredado con la prensa, ayer  leí un artículo de Coloma Fernández Armero en el que aseguraba que “para que tengan éxito supuestas conspiraciones o montajes a gran escala se necesita un altísimo grado de unión y compromiso entre los participantes, algo que por sí mismo ya suscita un alto interés de análisis”. Mentiras de diseño.


'Aquí los verdugos, aquí las víctimas' (El Roto)

Y por asociación de ideas pasé de las sospechas del televisivo doctor a las hipotecas suprime; las agencias de calificación; Enron, los embustes continuados sobre sus cuentas del Gobierno griego que toda la UE conocía; a los que aseguraban que no había crisis; a los que aseguraban que la banca española presentaba una muy buena salud, aunque sabían que no era así; los gobiernos, este y aquel; los partidos sin ideas; los economistas, incapaces de acertar (no dan ni una); y los financieros y banqueros; por raciones obvias. 

En las mismas páginas de los periódicos la gente sigue pasándolo mal. 

('Todos somos Dimitri')
Pues eso, todo el mundo miente. House tenía razón: “Nunca es lupus”.


Navajas de Papel se puede consultar en:
 Spoonful.es Magazine de Cultura, Ocio y Deporte. http://www.spoonful.es/

viernes, 11 de mayo de 2012

He conocido al hombre del mazo


He conocido al hombre del mazo. No es que sea un fuera de serie –mis tiempo dicen más bien lo contrario-, pero hasta la fecha en los maratones que había corrido siempre había terminado cansado, muy cansado, pero entero, sin dolores ni sensación de abatimiento. Supongo que también beneficiado por el respeto que me provoca el correr 42,195 kilómetros y los planteamientos más bien conservadores de las carreras.

El domingo pasado, en Vitoria, conocí a ese hombrecillo cuya única referencia eran las veces que lo citaba Perico Delgado durante la retransmisión de alguna prueba ciclista, al observar cómo algún corredor perdía contacto con los primeros, a lo largo de la ascensión a alguno de los colosos pirenaicos.

Ahora ya puedo decir que el hombre del mazo es un tipo sin piedad. Si fuera una peli del oeste sería el malo en ‘El bueno, el feo y el malo’; si fuera una de polis, sin duda ‘Harry el Sucio’. En el fondo es cómo uno de aquellos personajes de Clint Eastwood, que esperaba sentado, tranquilo, fumando un pitillo, con el sombrero calado hasta las cejas, con los brazos camuflados bajo el poncho, con la mirada aparentemente perdida, pero que en el momento en que la víctima estaba lo suficientemente cerca… ¡BUMM! ¡Mazazo!

El hombre del mazo tiene la peculiaridad de explicarte además porque ha decidido esperarte a la vuelta de cada curva. Lo hace con ironía. “¡Hola! Soy el hombre del mazo ¿Por qué has corrido a un ritmo más rápido del que puedes los primeros 25 kilómetros si sabes, porque lo sabes, que yo siempre estoy merodeando por los alrededores?”.

Miras a uno y otro lado, quieres constatar que los corredores que te rodean también han oído la amenaza velada. Nada, cada uno tiene su propia voz interior que le habla y con la trata de entenderse para llegar hasta la meta. 

Yo sé que el hombre del mazo lleva razón; que me he crecido –aún sabiendo que no debía hacerlo- en los primeros kilómetros, pero ¿Cómo te aguantas, cuando te encuentras bien, ante un inicio en ligera cuesta abajo? Error, error, error.

Trato de vencer la sensación de hundimiento. He llegado hasta el kilómetro treinta. El hombre del mazo continúa acompañándome. Lo veo apoyado en una señal de tráfico; sentado en el bordillo de un acera e incluso repartiendo agua en uno de los habituallamientos ¿se puede ser más hipócrita? Engullo los geles, como trocitos de plátano y naranja y bebo agua y bebida isotónica. El hombre del mazo se ríe: “Eso lo haces siempre cuando corres un maratón, Tu problema ha sido querer ir más deprisa de lo que puedes y lo sabes”. No me va a dejar en paz.

El hombre del mazo dice que me va a presentar a dos amigos suyos. Mientras sigo corriendo –he bajado el ritmo, con respecto a los primeros 25 kilomentros, en más de un minuto por km- junto a mi aparecen los típicos ángel y demonio. El Ángel me anima a que siga sufriendo. Me dice que ya queda menos y que apriete los dientes. El demonio me sugiere que me retire, que lo deje. “A dónde vas con la cara desencajada y con dolores desde los dedos a la cadera”, me dice. Pienso que no está bien que debería ser al revés, que tienen los papeles cambiados.

También me acuerdo de la frase de Murakami. “Cuando corres un maratón el dolor es inevitable; el sufrimiento lo eliges tu”. El caso es que entre mazazos, frases lapidarias, angelitos y demonios me he plantado en el kilómetro 35. Se que aún me quedan cinco de subida, pero que los dos últimos son llanos. Calculo que me resta más o menos la distancia que separa mi casa de las pasarelas de madera del parque del Iregua y eso lo he recorrido mil veces. Eso me anima.

El hombre del mazo lleva un rato sin atosigarme. He recuperado algo de energía; seguro que ha encontrado alguna otra víctima a la que torturar por el recorrido.

Al entrar en la zona vallada del último kilómetro siento que una desconocida reserva de energía me permite recorrer los últimos metros con cierto orgullo y elegancia, sin arrastrarme. 

Objetivo conseguido. Otra ciudad conquistada. Aunque ahora ya sé que hay un tipo sin piedad merodeando. Incluso siento que me observa escondido desde algún lugar próximo a la meta: "¿Has aprendido la lección?". El dolor y el cansancio se transforman en euforia.

Cuando Perico vuelva a mencionarlo -al hombre del mazo-, ya no me hará tanta gracia.

domingo, 29 de abril de 2012

Las comidas de mamá. Menestra de Verduras y Calahorra


Cuentan que en Calahorra las verduras no se entretienen en complicados viajes ni en experimentos climáticos. En Calahorra la verdura recorre tan sólo tres pasos del huerto a la cocina y de allí, a la mesa.


La ciudad riojabajeña ha celebrado una nueva edición de sus Jornadas de la Verdura. Una semana dedicada a promocionar las bondades de lo ‘verde’ en nuestra alimentación y desde una variada óptica. He leído estos días que incluso se han confeccionado vestidos con verduras. Pero sí un logro parecen haber conseguido es eliminar el sambenito que para muchos niños, de ahora y siempre, ha tenido de ‘comida aburrida’. Reconozcamos que no tienen la gracia de unos huevos fritos con patatas. Pero en Calahorra han convencido a los ‘peques’ de que las verduras tienen su gracia y para demostrárselo han elaborado helados y dulces. Algo así como una educativa mentirijilla dulce. Calahorra ha aprovechado, además, para promocionarse como ciudad; una inversión en el futuro del municipio.


No tengo claro si se trataba de un homenaje o no, pero en mi visita semanal a casa de mis padres me encontré una extraordinaria menestra de verduras para comer. No le faltaba de nada: alcachofas, espárragos, zanahoria, cardo, guisantes, champiñones, pencas y acelgas.


Cuando era un crío no había helados ni postres elaborados con verduras y desde luego no era mi plato favorito -no eran divertidas-, pero ahora ya un poco más crecidito es una delicia saborear una buena menestra de verduras. Así fue el sábado. Ahora te ríes  pensando en el tiempo perdido delante de un plato por no querer terminar las verduras… y encima enfadado.


Menestra de verduras


- Se cortan las verduras: champiñones, pencas, acelgas, alcachofas, espárragos, cardo, zanahoria y guisantes.
- Se colocan en la olla y se cuecen durante cinco minutos.
- Se prepara un ‘apaño’ con cebolla, jamón, un poco de harina.
- Al ‘apaño’ se le añade un poco del caldo de la cocción de las verduras.
- Se reúnen verduras y el ‘apaño’ y se cuecen cinco minutos…
- … y listo.

jueves, 26 de abril de 2012

Las comidas de mamá. Los detalles son importantes


Los detalles son importantes. Lo son al contar una historia, ya sea cara a cara con otra persona y con un café de por medio, o cuando leemos un libro o vemos una película. Los detalles son imprescindibles entre las notas de una composición musical o en el punto de fuga de la obra pictórica de uno de los grandes maestros. Incluso más de una chica ha amenazado a su novio con dejarle: “porque no tiene ni un solo detalle”. Los detalles son importantes.


En la cocina también. En más de una ocasión, el acompañamiento del plato principal –el detalle- ha vencido el galardón ‘al más sabroso’, en su inicial y desigual competencia. Las guarniciones o los bocados de acompañamiento tienen el objetivo de realzar el sabor del plato principal. Eso sí, un error puede echar a perder todo el trabajo realizado sobre la ‘vitro’.


Cuando como en casa de mis padres siempre me pongo hasta arriba de pan. La explicación es sencilla, alrededor del plato principal suele haber un detalle, una salsa que untar o un pequeño manjar que hace de séquito y redondea el conjunto. En ocasiones son unos pimientos cortejando a la carne y en otras -como hace unas semanas- unos rollitos de jamón york rellenos de verdura, huevos, aceitunas y pepinillos. De pequeño tenía la sensación de que se trataba de una especie de premio -muchas veces esa escolta del plato principal, me gustaba más que el VIP- y la dejaba para el final.


Los expertos apuntan que el acompañamiento del plato principal puede llevar una guarnición vegetal -en forma de ensalada- o productos más preparados que mezclan pan -lo que confirma mi adicción-, patatas, pasta, arroz o combinaciones de vegetal con otros alimentos. Las patatas fritas u horneadas, los vegetales variados en diferentes alternativas, la sopa, la ensalada y la pasta son algunas de las guarniciones más habituales.

Esos mismos expertos restauradores aconsejan, para evitar errores, utilizar productos sencillos como la mencinada patata, el tomate o la cebolla para preparar la guarnición o los bocados de acompañamiento. Los tres  alimentos ofrecen multitud de formas para prepararse y combinan a la perfección con todo tipo de recetas, ya sean carnes, pescados, o huevos.


Los rollitos de jamón York rellenos son una buena alternativa. La preparación es muy sencilla.


-    Se trocean verduras, patata, huevos cocidos, aceitunas y pepinillos.
-    Se coloca el revuelto sobre la lámina de jamón york y se enrolla.



'Las comidas de mamá' también se puede leer en el Magazine Spoonful.es www.spoonful.es

lunes, 16 de abril de 2012

Las comidas de mamá (13) Lubina al horno


Es curioso, si hace tan sólo unos años me dicen que disfrutaría comiendo pescado no lo hubiera creído. Pues ya ha pasado más de una vez -me hago mayor- y el sábado pasado sucedió de nuevo. En esta ocasión la protagonista fue una lubina al horno y, realmente, pasé un buen rato. Es más –a pesar del riego a coger fama de glotón- tengo que reconocer que el resto de los comensales comenzaron a quitar la mesa, mientras yo seguía degustando la lubina.

El buen rato de la comida me ha despertado el interés por conocer un poco más a cerca de ese pececito tan sabroso. Pues bien, tras googlear un rato, he descubierto que la lubina también es conocida como róbalo y que pertenece a la familia de los Serránidos, aunque saber que tiene familia me hecho sentirme un poco mal (chiste malo, entiéndase como homenaje a Matías Prats). La lubina es un pez muy apreciado por la calidad de su carne.

La lubina salvaje es un pez que vive en el mar del Norte, en el canal de La Mancha y en el océano Atlántico; es decir desde Noruega hasta Senegal. También se puede encontrar en el Mediterráneo. Le gustan las costas rocosas y en ocasiones entran en las rías de agua dulce.

La primavera y el otoño son sus mejores épocas. La lubina salvaje es más sabrosa y la tiene la carne más firme. Así que no me extraña lo buena que me supo la lubina al horno del otro día… cumplía todos los requisitos.


LUBINA AL HORNO:
- Se abre la lubina y se limpia (lo suelen hacer en la pescadería).
- Se rocía con sal por fuera y por dentro (sin pasarse).
- Se rocía con jugo de limón exprimido y vino blanco por encima.
- Se añaden unos ajitos,
- Y … al horno durante 10-12 minutos a 180 grados.

PD. A partir de la próxima semana ‘Las comidas de mamá’ también se podrán seguir en el magazine Spoonful.es

martes, 10 de abril de 2012

La nota de prensa

Siempre he pensado que la notas de prensa debían enviarse desde las Administraciones cuándo hubiera algo noticiable que no tuviera envergadura suficiente para una rueda informativa, o que fuera urgente y no hubiera otro canal (hoy en día hay muchos) o para facilitar información de servicio.


Siempre he pensado que al enviar tropecientas notas de prensa cada día lo único que conseguíamos era anular el valor de aquella nota que en un momento dado fuera realmente importante; lo único que lográbamos era que todas las notas fueran iguales. Siempre he pensado que utilizar las notas de prensa para el "y tu más" diario era una pérdida de tiempo. Estoy seguro que en las redacciones las recibían y supongo que reciben entre cánticos de: "otra nota, y otra y otra... y otra a la papelera".


Pero de ahí, a anunciar el recorte de 10.000 millones en Sanidad y Educación a través de una nota de prensa, como hizo ayer el Gobierno central, va un buen trecho, ¿no? A Mariano ayer se le fue la mano. Quizá, esa nota de prensa si que tenía contenido para convocar una rueda informativa e incluso algo más, ¿no?


Al mismo tiempo, empieza a circular el rumor de una nueva inyección de dinero para los bancos... hablan de 50.000 millones... y leo una entrevista a Arianna Huffington -creadora del periódico online The Huffington Post- en la que dice "No ha habido la misma urgencia para solucionar el problema de Wall Street que para solucionar el problema de la calle" y añade "el sentido de la prioridad brilló por su ausencia. No veo a ningún candidato con una visión clara, ni un plan claro de lo que hay que hacer". 
¿Entonces, una nota de prensa?


PD: Siempre he pensado eso de las notas de prensa, pero casi siempre he fracasado al tratar de convencer sobre su método de uso y empleo. 







lunes, 9 de abril de 2012

Las comidas de mamá (12) Empanadillas con verduras (horneadas)

Hoy estrenan 'Homeland', una serie sobre un sargento del ejército norteamericano capturado por los iraquís y rescatado ocho años después. La trama plantea ¿Ha sido un rescate real o Al Qaeda lo ha 'convertido' y enviado de vuelta a casa con una misión?. 'Homeland' es la serie de moda en estos momentos. Está bien; muy bien, pero a diferencia de algunas series mencionadas en este blog hace unas semanas como ejemplos gastronómicos -'Mad Men' o 'Los Soprano'- la comida que aparece en los capítulos de 'Homeland' podría catalogarse, cuando menos, de 'rápida' ... por aquello de diferenciarla de los esos programas de televisión de media tarde y sábado por la noche...

Así que para compensar la comida precocinada del estreno de 'Homeland' ahí van unas empanadillas preparadas en el horno. Un poco diferentes a las tradicionales de sartén y aceite, pero también para chuparse los dedos.


Empanadillas:

1.- Se corta cebolla, puerro, zanahoria, pimiento verde, rojo y amarillo y se 'pocha' con un poco de aceite en la sartén.
2.- A las verduras se les añade queso rallado. El queso ayuda a que el relleno de verduras no se deshaga.
3.- Se rellenan con las verduras y el queso las empanadillas.
4.- Se untan con clara de huevo para cojan brillo.
4.- Se introducen en el horno durante 20 minutos a 170 grados.