La primera semana del año ha dejado algunas cosillas. Primero, que las tradiciones del día 6 de enero estuvieron a punto de
no poder celebrarse y que los Reyes Magos son ciertamente magos. El
rey Melchor falleció durante una cabalgata en un pueblo de Sevilla, pero aun
así no olvidó su compromiso y recorrió todo el país repartiendo los regalos que
cada uno habíamos pedido. Alguien que dedica su tiempo a repartir ilusión
merece cuando menos un aplauso.
Sin duda, uno de los mejores regalos lo ha recibido el Museo Magritte de Bruselas. Unos ladrones han devuelto el cuadro 'L'Olimpia' que habían robado dos años antes. La obra estaba Valorada en 3,5 millones de euros. No fue un ataque de 'que buenos somos en Navidad', al parecer no fueron capaces de colocárselo a ningún coleccionista. ¡Que falta de contactos!
En estos últimos siete días,
Rubalcaba y Chacón también tratan de crear ilusión al estilo de los magos de Oriente... aunque en este caso tras haber recibido carbón por
anticipado, y en un ambiente en que ahora nadie quiere saber nada de reyes, palacios y esas cosas.
Siguiendo con el tema monárquico,
sólo el Atlético de Madrid podía quedarse sin Reyes (José Antonio) el día 5 de
enero.
Y ya que estamos, enlazando con los asuntos
futbolísticos, pues que los responsables de marketing de ‘Frenadol’ están
perdiendo una ocasión única si no fichan para sus campañas de publicidad a Leo
Messi. ¡Que forma de recuperarse de una gripe! Por la mañana con trancazo, por
la tarde dos golitos más para su cuenta. “Solo me dolía la panza”, dijo.
Palabras textuales.
Y esto enlaza con la columna de
los domingos en El País de John Carling. Pues nada que el tío lleva toda la
razón. En el partido de la gripe el Barsa le metió cuatro a Osasuna; ayer el Madrid
cinco al Granada. No se trata de excepciones, es la norma. ¿Cuántos partidos
han ganado el Madrid y el Barsa está temporada y las dos anteriores metiendo en
cada partido cuatro o más goles? Pues tristemente, la mayoría de sus partidos.
Como dice Carling, puedes ver muchas veces ‘Casablanca’ y admirar lo buena
película que es, pero ya sabes el final y ni te emociona ni te sorprende. El
siguiente paso es el desinterés y el aburrimiento.
Pues nada, la primera semana de
año.
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